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SUPLEMENTO DE HISTORIA ARGENTINA PDF Imprimir E-Mail
lunes, 30 de julio de 2007

EL BATALLÓN OLVIDADO - I  

Dr. CALIXTO PEDRO CALDERÓN

Corría el mes de setiembre del año 1865 y como consecuencia la declaración de Guerra del Paraguay contra la Argentina seguida por la invasión a la Provincia de Corrientes, la Guardia Nacional bonaerense movilizaba cuatro batallones de infantería que se sumarían a los cuatro proporcionados por la ciudad de Buenos Aires.

 

Corría el mes de setiembre del año 1865 y como consecuencia la declaración de Guerra del Paraguay contra la Argentina seguida por la invasión a la Provincia de Corrientes, la Guardia Nacional bonaerense movilizaba cuatro batallones de infantería que se sumarían a los cuatro proporcionados por la ciudad de Buenos Aires. Ambas fuerzas, serían la base de lo que más tarde serían la Segunda y la Primera divisiones “Buenos Aires“ respectivamente. La narrativa de la guerra del Paraguay presenta con preferencia a la Primera División Buenos Aires sobre su hermana la Segunda. Es el propósito de estas líneas recordar a esta última en su participación mas notable, la acción de Pehuajó o de los Corrales, eligiendo el V Batallón como subunidad representativa.

 

En este combate, la unidad luchó como ente único en cooperación con una fracción de la caballería correntina al mando del general Hornos, creando un teatro bélico independiente. El combate en sí fue un ejemplo de guerra de movimientos, en situaciones que cambiaban permanentemente, alternando con los desembarcos de las fuerzas paraguayas los desplazamientos de los batallones para enfrentar los nuevos escenarios de combate. El costo en vidas fue un preludio en escala menor a la batalla de Curupaity, pero la diferencia táctica fue esencial, ésta última fue un ejemplo de combate en guerra de posiciones.

 

La Segunda División Buenos Aires, estaba al mando del coronel don Emilio Conesa. La Primera División Buenos Aires (de contingentes porteños) estaba al mando del coronel don José María Bustillos y, junto con la comandada por Conesa, fue también parte del Segundo Cuerpo de Ejército comandado por el general don Emilio Mitre.

 

La Segunda División Buenos Aires estaba constituida como sigue: El II Batallón al mando del mayor Palacios, el III Batallón al mando del comandante Serrano; el IV Batallón al mando del comandante Obligado y el V Batallón al mando del Teniente Coronel Dr Carlos Keen. Los batallones II y III formarían la brigada III al mando del teniente coronel Martínez de Hoz y los batallones IV y V formaron la brigada IV  que estaba al mando del coronel Agüero.

 

El 26 de septiembre el V Batallón  se embarcaba en Rosario con destino a Concordia donde se uniría al  resto de la división  que ya se encontraba allí. El general Fotheringham daba la composición del batallón V: como  jefe y subjefe respectivamente, teniente coronel Carlos Keen y  mayor Dardo Rocha; jefes  de compañía, los capitanes Calderón, Schneider, Ortega, Enciso y Viana. Comandante de la bandas de música y de guerra fue el teniente Saturnino Filomeno Berón. La primera compañía, donde servía como teniente el futuro general  Ignacio Fotheringham, estaba comandada por el capitán don Bernardo Calderón, siendo los otros oficiales el teniente primero José Arias y el subteniente Julio Vértiz. A decir de Fotheringham, una oficialidad cultísima y la tropa estaba compuesta en su mayor parte por rudos paisanos de la campaña de Buenos Aires, manos callosas y corazones intrépidos. Era el batallón un microcosmos del ejército que combatiría a las fuerzas paraguayas, formado en parte por oficiales veteranos como Keen, Rocha y Calderón, quienes se habían presentado como voluntarios; había extranjeros como Fotheringham y Schneider. Muchos de ellos, eran simples ciudadanos que habían acudido al llamado de la Patria en su momento de peligro. En unas pocas semanas oficiales y soldados formarían una unión espiritual que sólo se obtiene en la experiencia de guerra.

 

La instrucción diaria para los soldados y academia para los oficiales, convertirían a ambos grupos en verdaderos veteranos. Servirían además en el batallón: el teniente primero Bernardino González, el capitán José Lagos, el teniente primero Enrique B. Moreno, el teniente primero Gerónimo Pizarro, el capitán Luis Toloza, el capitán José Melchor Romero y el mas tarde mayor Severo Sánchez, quién junto con el teniente primero Pizarro habían forjado con el, en aquel entonces, teniente Fotheringham una amistad indeleble.

 

Como comentan Fotheringham y el profesor De Marco en “La guerra del Paraguay “…la monotonía de la vida de campamento en Concordia se rompía algunas veces con episodios  como el siguiente (basado en el relato de Fotheringham): Había sacado la 1ra compañía a formar el teniente Fotheringham por orden del capitán Calderón cuando el sargento 1ro Martín Ojeda le informaba que un toro bravo de la proveeduría andaba suelto, justo cuando la compañía efectuaba una conversión a pié firme (cambio de frente) y quedaba de espaldas al toro. Fotheringham reaccionó ordenando ¡media vuelta, maten al toro!  ¡demasiado tarde! el toro ya había arrollado a media docena de hileras de soldados. Unos instantes después, al cabo de una lucha rápida y confusa, a bayonetazo y sablazo limpio, quedó el toro hecho picadillo. El sargento primero Ojeda quedó entre los contusos”.

 

El teniente coronel doctor Carlos Keen (1840-1871) y el mayor doctor Dardo Rocha (1838-1921) eran abogados y ambos habían participado en las luchas de la reorganización nacional en calidad de oficiales. En el caso de Rocha, éste había servido también en la Marina en el cargo de teniente de marina y secretario del jefe de la Escuadra.

 

Su carrera civil después de la guerra fue sin duda la más brillante del batallón, como fundador de La Plata y de la Universidad del mismo nombre y senador nacional entre otros cargos políticos.

 

Rocha había nacido en Buenos Aires, hijo del coronel Juan José Dardo Rocha y de Juana Arana. El capitán Bernardo Calderón (1838-1895), nacido en Buenos Aires y educado en el Colegio Republicano dirigido por el doctor Mariano Martínez, había participado en las luchas de la reorganización nacional desempeñándose como  oficial ayudante de campo del general Mitre en la batalla de Pavón. Como fue el caso de Rocha, Calderón tuvo una gran carrera política en la Provincia de Buenos Aires después de finalizar la guerra del Paraguay.

 

El capitán Calderón fue un digno representante de la oficialidad del batallón como describe Ignacio Fotheringham en el ya mencionado libro: “No prosigo sin dedicar un afectuoso recuerdo a este noble oficial y compañero. Era el mas apreciado del batallón, modesto, correcto, valiente y cumplido caballero de una familia distinguidísima de Chivilcoy…”. En muchos sentidos, era Calderón un ejemplo especial, tres primos suyos servirían en la guerra: el teniente doctor Nicanor Larrain (más tarde distinguido historiador y jurista), y los más tarde mayores Julio y Calixto Falcato (este último murió siendo jefe de batallón en el Colegio Militar de la Nación en 1877).

 

El testimonio de Fotheringham, quizás el único existente sobre la vida del batallón, nos hace centrar esta narración en un grupo reducido de oficiales entre los que resalta Calderón por haber sido un representante natural del mismo. Lo había unido una amistad profunda con Dardo Rocha y con casi todos los oficiales de la unidad, desde su inserción hasta su disolución en Mendoza el año 1868. Calderón era hijo del guerrero de la Independencia y veterano de la campaña al Brasil, capitán José Calixto Calderón y de doña Petrona Falcato.

 

 

Continuará…

 
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