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martes, 24 de abril de 2007

A 25 AÑOS DE LA RENDICIÓN DE LAS GEORGIAS DEL SUR

Por Jorge H. Sarmiento García 

En marzo de 1981, chatarreros argentinos llegaron a las islas Georgias del Sur, situadas al sureste de las Malvinas, enviando luego Gran Bretaña el “HMS Endurance” para desalojar a los trabajadores. El 2 de abril del 82 tuvo lugar el desembarco en Malvinas, recuperándose igualmente las Georgias del Sur por las tropas argentinas.

En marzo de 1981, chatarreros argentinos llegaron a las islas Georgias del Sur, situadas al sureste de las Malvinas, enviando luego Gran Bretaña el “HMS Endurance” para desalojar a los trabajadores. El 2 de abril del 82 tuvo lugar el desembarco en Malvinas, recuperándose igualmente las Georgias del Sur por las tropas argentinas. El gobierno británico de la primer ministro Margaret Thatcher decidió la “liberación” de las islas, siendo evidente que el primer objetivo habría de ser las Georgias del Sur, no sólo porque ya estaba en el área el “Endurance”, sino también porque la presencia argentina en las Georgias era reducida, porque suministrarían un punto de apoyo terrestre a la Flota y porque tendría un fuerte efecto sobre la opinión pública argentina, británica e internacional.

 

La operación en verdad tuvo éxito no por sus méritos, sino por la debilidad de las fuerzas argentinas.

 

El 19 de abril arribó a las proximidades de las islas en trato el “HMS Conqueror” -submarino nuclear- que por sus características aseguraba la zona contra cualquier acción de nuestra Flota; el día siguiente un avión de cartografía y reconocimiento británico retornaba a la isla Ascensión, con mapas actualizados del archipiélago y sin advertir presencia alguna de barcos argentinos en el área; el día 21 los británicos llegaron a las cercanías de las Georgias, dejando al 19º Comando del 22º Regimiento de la Special Air Service (SAS) en el glaciar Fortuna, con fuertes vientos y grandes olas; y el día 23 de abril, el sonar reveló la presencia del submarino argentino “Santa Fe”.

 

Ante tal descubrimiento, las operaciones de invasión se paralizaron, retirándose al “HMS Tidespring” a aguas más lejanas, desviándose a otros dos petroleros que se aproximaban, desplegándose a la fuerza naval en orden de combate para interceptar al “Santa Fe”.

 

Entre tanto, los argentinos en las islas, comandados por Lagos y Astiz en Grytviken y Leith, respectivamente, estaban al margen de lo que ocurría.

 

Para recuperar a los comandos del glaciar donde habían sido dejados y que se encontraban en pésimas condiciones por el frío y la falta de municiones de boca, los británicos perdieron tres helicópteros, logrando  un cuarto descender 16 hombres en el “HMS Antrim”, luego de lo cual aquéllos se avocaron a tratar de localizar al “Santa Fe”, cuyo capitán, Bicain, tenía orden de impedir la posible presencia británica, para desembarcar muy pocos refuerzos -con los que el barco estaba colmado- en Grytviken; pero lo más destacable es que Bicain debía evitar a una de las Armadas más importantes del mundo con un navío controlado por última vez 22 años atrás, tan deteriorado que no podía variar su profundidad, que sólo podía actuar en superficie o sumergido a cota fija, y que si empleaba los tubos lanzatorpedos corría riesgos de explosiones. 

 

El 25 de abril un helicóptero del “Antrim” localizó nuevamente al “Santa Fe” y le arrojó dos cargas de profundidad, una de las cuales hizo que se inundaran los tanques de flotabilidad del submarino, lo que le obligó a emerger. Bicain trató de llegar a Grytviken, mas un helicóptero le lanzó dos misiles que dieron en la torreta pero, como en 1960 se había reconstruido en materiales plásticos, no ofreció suficiente resistencia como para que se activaran las espoletas y los misiles la atravesaron sin explotar. Pese a que sufrió otro ataque con torpedos lanzados contra sus hélices, el “Santa Fe” logró llegar a Grytviken, debiendo ser varado para posteriormente procederse a su abandono. 

 

A todo esto, los ingleses volvieron a desembarcar y, sin encontrar resistencia, simplemente marcharon hasta Grytviken y Leith, encontrándose en la primera con banderas blancas colgando de los edificios, pues el comandante responsable de las islas, Luis Lagos, decidió no combatir ante la disparidad de fuerzas, rindiéndose el día 26 de abril a la mañana.

 

El jefe de los quince buzos tácticos estacionados en Leith, Astiz, en principio no aceptó la rendición, mas por la tarde la firmó -innecesariamente, pues ya lo había hecho su jefe- a bordo del “HMS Plymouth”.

 
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